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domingo, 28 de febrero de 2010

"Gibara: siempre la más hermosa"

La han bautizado con varios nombres: Río de mares, Punta del Yarey y por último Gibara, proveniente de la palabra arauca jiba que denomina a un arbusto abundante en las orillas de los ríos.
Gibara, villa de la costa norte oriental de Cuba, fue fundada el 16 de enero de 1817 por los colonizadores españoles aunque no tuvo población hasta el período de 1820 a 1827, constituida en sociedad para los efectos de la vida común.
En ella encontraron sitio para vivir feliz, puertorriqueños,franceses, italianos y de otros países y es que Gibara llena de encanto a quien la visita desde hace dos siglos.
Según Antonio Lemus Nicolau, ferviente historiador de Gibara, no fue sino el paisaje de la bahía el que cautivó a Colón para que expresara la famosa frase que catalogaba a esta isla como "la tierra más hermosa", la historia y el tiempo han decidido otorgarle el lugar del descubrimiento a Bariay.
Pero fuese esta o no la imagen para los ojos del almirante genovés, Gibara es para los que la habitan, una tierra hermosa.


DE CEMENTERIOS, HUNDIMIENTOS E HISTORIA.

El casco histórico de Gibara ha cambiado a través del tiempo. Sus tres plazas se mantienen en el mismo sitio pero en la arquitectura han variado mucho.
Era costumbre en nuestro país, todavía a principios del siglo XX hacer sus enterramientos, bien dentro de la iglesia o sus inmediaciones, hasta que la Real Cédula vino a dictar leyes para la creación de los cementerios fuera del poblado. Así es que el primer cementerio que tuvo Gibara, radicaba al lado de la primitiva ermita y estuvo por consiguiente el la Plaza de la Iglesia.

Las necesidades de la higiene pública por un lado y por otro, el mejoramiento que es natural en las costumbres de los pueblos según avanzan los tiempos, y sobre todo el ensanche que iba tomando la población, obligaron al vecindario a trasladar sus enterramientos al lugar donde se halla hoy la plaza conocida por Colón; allí permaneció hasta el año 1946 hasta que se trasladó a donde se encuentra en la actualidad.
Otra de las transformaciones que colocaron a Gibara en un alce comercial en los siglos XIX y XX es la construcción de un tranvía pero en este caso el primero fue tirado por caballos en 1872 hasta el importante enlace de Holguín con Gibara en 1893 por un ferrocarril para un mejor tráfico comercial.
Debido a ese auge económico y por contar con un reconocido puerto ocurre el 30 de abril de 1942, durante la Segunda Guerra Mundial, uno de los acontecimientos menos recordados por al historia: el hundimiento del vapor El Federal.
Terribles horas vivieron los habitantes de Gibara al observar en las afueras de la bahía como un submarino alemán tiraba cañonazos al inofensivo barco. Los que pudieron sobrevivir fueron curados en el pueblo mientras otros habían volado en pedazos. El alcalde de Gibara se comunicó con la base naval de Guantánamo para informar del hecho sin embargo hicieron caso omiso aunque la nave era norteamericana.
Estos entre otros sucesos hacen de Gibara una villa muy rica en acontecimientos históricos y un aspecto a recordar quizás desconocido es que en la Villa Blanca, como también se le conoce, ocurrieron en el período de 1852 a 1954, veintisiete temblores de tierra.
Gibara tiene de todo. Cuenta con mujeres y hombres trabajadores que aman a esa tierra de sol, mar y cangrejos y lugares tan emblemáticos como el Cuartelón, el Teatro Colonial, la murcielaguina-antiguo casino español- y la batería Ferando VII y los tantos fuertes que le aguardan a la villa seguridad, atractivo y belleza, es por eso que es una de la ciudades más amuralladas de toda Cuba.

LO QUE VIENE DEL MAR
Como buscadores de tesoros, numeroso hombres se lanzan en las madrugadas a conquistar el mar ¿ qué buscan? Estos tesoros son los mariscos. Camarones, jaibas, cangrejos y peces se convierten en el tesoro que se esconde en esa bahía. Es por ello que la principal base económica del territorio es la pesca.
La bahía es anfitriona de Astillero Alcides Pino donde se fabrican barcos de fibras plásticas, este organismo toma medidas para no contaminar el medio de vida de varias especies.
Pero no es solo eso lo que viene del mar. De allí sale la brisa, el olor, él convierte a esta villa en encantadora. Fue este mar quien cautivó al cineasta Humberto Solás para que tuviera a Gibara como escenario de una de las escenas de la película cubana "Lucía" y años más tardes comenzara la utopía de un festival.
El Festival del Cine pobre se celebra cada año en la villa y permite que jóvenes realizadores muestren sus obras hechas con pocos recursos.

Gibara se muestra desde su sencillez, firme, esbelta, siempre con los brazos abiertos para los que prefieren navegar por el Cacoyoguin con la mirada perdida de una mujer desnuda que se ofrece entera con destino al mar.