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domingo, 17 de abril de 2011

La selectividad del talento


<< Se prepara el bateador. En la lomita el pitcher suda; se pasa la mano por la frente; sabe de su responsabilidad con este cuarto bate. Las bases están llenas. Hay dos outs. Zoom in al catcher, bateador y árbitro. Tirándole, recta al medio, primer strike>>

Algunos escépticos no preferirían tocar el tema. Otros ven en él la solución. Cual primer strike para un bateador tengo la oportunidad de seguir con vida para reflexionar sobre las series selectivas en Cuba.

Un primer experimento con la serie especial de los Diez Millones en 1970 exhibió gran calidad y demostró la necesidad de realizar eventos de esa índole donde estuvieran concentrados los mejores peloteros del país.

Aquellos torneos selectivos que comenzaron en 1975 y donde se concentró lo que más valió y brilló entre las décadas de los años setenta y noventa del siglo pasado, aún están en la memoria de los que tuvieron la dicha de ver jugar a peloteros de la talla de Rogelio García, Pedro Medina, Rey Vicente Anglada, Fernando Sánchez, Antonio Muñoz, Omar Carrero, Lourdes Gourriel, Julio Romero, Pedro Jova, Rene Arocha, Rafael Gómez Mena, Leonardo Tamayo, Iván Álvarez, Roberto Colina, Pablo Miguel Abreu, Orlando Hernández, los dos Osvaldo Fernández, Euclides Rojas, Pedro José Rodríguez, Germán Mesa, Luis Giraldo Casanova, Omar Linares, Eddy Rojas, Antonio Pacheco, Víctor Mesa, Romelio Martínez y Lázaro Valle, entre otros.

En el aspecto estructural las tres primeras series selectivas fueron de 54 juegos con 7 equipos representados por Pinar del Río, Habana, Industriales, Matanzas, Las Villas, Camagüeyanos, y Orientales.

A partir de 1977, Industriales desapareció y se redujo la cantidad de equipos participantes a 6 y no fue hasta 1986 que se amplió a 8, cuando surgieron Serranos y Mineros.

El calendario de 60 juegos se estableció desde 1977 hasta 1983. En los dos años siguientes se aplicó la estructura de 45 desafíos. Entre 1986 y 1992 se instauró el sistema de 63 partidos para cada equipo.

En 1993 comenzaron los desaciertos al aplicar la estructura de 4 equipos y 45 juegos en las ahora rebautizadas Súper Selectivas. Acto seguido se experimentó con las llamadas Copas Revolución y las Súper Ligas.

Las selecciones más fuertes fueron las de Pinar del Río y Las Villas, que ganó la serie de los 10 Millones en 1978 en duro play off contra los pinareños, así como en 1983, 85, y 1989 en serie extra contra Ciudad Habana.

Orientales ganó en la primera edición y después en 1981. Serranos se agenció la corona en 1986, 87 y en 1992, contra Ciudad Habana en el único play off selectivo programado de forma previa.

Los representativos de la capital siempre fueron favoritos y obtuvieron el cetro con el Habana en 1976 y Ciudad Habana en 1990, en esta última ocasión bajo la égida del director Servio Tulio Borges. Entre 1985 y 1989 fueron eternos segundos lugares.

<< Es amplio su repertorio. Puede tirar una slider o un tenedor. Tirándole al rompimientoo, segundo strike, se coloca el bateador debajo en el conteo>>

Durante medio siglo las Series Nacionales nos han acompañado. Año tras año 16 equipos juegan por coronarse campeones del evento deportivo más importante del país.

No obstante, los encuentros internacionales han demostrado que este deporte en Cuba requiere de transformaciones si se pretende llegar al nivel de los profesionales de otros países. Cuba ha obtenido resultados relevantes en el Primer Clásico de Béisbol, donde se posicionó en el 2do lugar; en las Olimpiadas de Barcelona 96, Sydney 2000, Atenas 2004 y Beijing 2008.

Dichas actuaciones reflejan la calidad de los peloteros cubanos. Pero en detrimento de estos resultados, atentan el robo de talentos, la necesidad económica, la falta de implentos deportivos, la desmotivación por la falta de incentivo del pelotero en cuanto a estímulos y beneficios materiales.

El Premundial en Puerto Rico y la última Copa Intercontinental en Taipei de China demostraron la necesidad de un reordenamiento en el sistema de eventos del país.

Actualmente se desarrolla la Serie Nacional donde confluyen jugadores de un primer nivel y otros de niveles inferiores. Los primeros son ubicados la mayoría de las veces en posiciones donde no se desempeñan en el Equipo Nacional, así pierden preparación, además de enfrentarse a pitchers de un inferior nivel.

Se demostró en Puerto Rico que no se puede conformar un equipo de slugger. Es necesario integrar, confluir en la novena cubana, jugadores que otorguen mayores posibilidades tácticas de juego. Pero esto se logra si desde la base se preparan y siguen las actuaciones de los jugadores en sus fijas posiciones. El caso del jugador guantanamero Giorvis Duvergel es ejemplo de ello. Giorvis funge como tercer bate en su equipo provincial sin embargo el Equipo Nacional lo necesita como primer bate innato que ha demostrado ser, por sus habilidades de embase y su velocidad. En este mismo caso se encuentran otros como Yulieski Gourriel o Héctor Olivera.

Esto presupone, según el comentarista deportivo de la televisión holguinera Enrique Ajo Parra, el desarrollo de dos series para elevar la calidad del béisbol en Cuba. Nuestra hipótesis sería la realización nuevamente de una serie selectiva donde jueguen alrededor de cuatro a ocho equipos en representación de las áreas geográficas del país y a su vez se desarrolle la Serie Nacional como cantera de esta serie superior.

La serie selectiva, a decir de Ajo, motivaría a los peloteros a superarse profesionalmente pues los que sean del primer nivel obtendrán mayores beneficios respaldados por los resultados que sean capaces de aportar. Se elevaría la preparación al chocar peloteros de un mismo nivel.

La teoría de la pirámide deportiva nos señala que se debe ir in crescendo: el nivel base sería la Serie Nacional donde participen los 16 equipos y en el nivel superior los 4 equipos de la Serie Selectiva. Esta serie posibilitaría mayor cantidad de juegos. En comparación con otros países durante la temporada regular, Cuba desarrolla solo 90 juegos, cuando en los Estados Unidos se efectúan 162 y en Japón 144, estos dos con menor cantidad de equipos en sus ligas mayores.

La razón principal de la existencia de una serie como esta es la motivación del pelotero. Los que jueguen en la Serie Nacional deben aspirar a integrar los equipos de la serie selectiva, pues allí se reunirán los peloteros del primer nivel. Cuando hablo de motivación no solo me refiero a la aspiración de incluirse dentro de un nivel superior y elevar el estado profesional sino de una motivación económica que reportaría mayores beneficios a los de mejores resultados. De ahí que la necesidad económica sea un elemento importante para el propio atleta como para el país, pues se cumpliría el precepto de “a cada cual según su capacidad”.

<< El catcher hace la seña. El pitcher le niega con la cabeza. No se ponen de acuerdo>>

La Federación Cubana de Béisbol (FCB) anunció la suspensión de la Serie Selectiva de la pelota cubana (o Liga de las estrellas como también se le conoce) el pasado 19 de mayo de este año 2010, esgrimiendo como principal causa el alto costo que supondría la realización del torneo para la economía nacional.

Esta decisión, acorde con la reorganización que está teniendo lugar en el país, provoca una lógica reducción de los gastos afines al béisbol. Según las autoridades deportivas cubanas esto permite enfocar los recursos disponibles para las obras de la remodelación de las torres del alumbrado eléctrico del parque Latinoamericano en Ciudad de La Habana.

Ángel Iglesias, vicepresidente del INDER, e Higinio Vélez, máximo rector de la FCB, expusieron además otras razones para la suspensión de tan necesario torneo selectivo. El calendario de este certamen coincidía con el del Mundial de Fútbol Sudáfrica 2010, por lo que obtendría un bajo perfil informativo en la población, y también con importantes campeonatos de pelota como el Torneo de Harleem, Holanda, y el Mundial Universitario Japón 2010.

Iglesias adelantó que “la próxima Serie Nacional mantendrá la misma estructura de competencia, aunque se estudian otras variantes para futuras versiones del clásico cubano”. Estas palabras significaban entonces un previsible cambio estructural de las series beisboleras y posteriormente la publicación en el Proyecto de Lineamientos de la Política Económica y social del país del lineamiento número 150 relacionado con el tema, donde se plantea la necesidad de “elevar la calidad en la formación de atletas y docentes, así como en la organización de eventos y competencias con una racionalidad de gastos”.

Al decir del escritor portugués José Saramago, la prudencia solo sirve para aplazar lo inevitable, más tarde o más temprano acaba por rendirse, y es que llegó la hora de tomar medidas y de reordenar el sistema de eventos beisboleros, pero no solo teniendo en cuenta el aspecto económico que aunque no deja de ser importante, es necesario pensar en esa calidad y profesionalidad a la que aspira el beisbol cubano.

El periodista deportivo de televisión Wladimir Marrero considera que si se pretende elevar la calidad debe hacerse una serie selectiva, pues aunque se mantiene en la élite del beisbol internacional, Cuba ha tenido un retroceso considerable desde el año 2006. Para otros como el periodista deportivo de la emisora provincial de Holguín Radio Angulo, Rondón Jorge una serie como esta no cambiaría en ningún aspecto la preparación que tienen los peloteros actualmente.

Los criterios acerca del tema son divergentes, pero la mayoría apuesta por una serie selectiva donde los mayores beneficiarios sean los jugadores.

Para el pelotero granmense Alfredo Despaigne, cuarto bate del Equipo Cuba en reiteradas ocasiones, con un average de 404, líder en jonrrones y tubeyes durante la pasada temporada, se trata de encontrar el balance ideal entre las dos series, a su opinión muy necesarias. Despaigne considera “que no es lo mismo y se lo ha demostrado la experiencia, jugar defendiendo el color de tu camiseta que en un concentrado en Santiago de Cuba”. En su opinión la Serie Nacional se jugaría como está hasta ahora y se celebraría luego la serie selectiva donde jueguen los de mejor desempeño en la temporada.

<< La situación está compleja. Close up pitcher. Con el próximo lanzamiento se poncha el bateador. Juego salvado o juego perdido. Bases llenas. En dos y dooosss>>

La disyuntiva entre estos cambios radica en la desmotivación que puede causar en los aficionados. Cada equipo ha logrado una identidad en sus provincias y despojarlo de sus principales figuras atentaría contra la complicidad entre público y atleta si se decidiera que lo peloteros del primer nivel jueguen solo en la Serie Selectiva. Sin embargo de acuerdo con los especialistas consultados no habría necesidad de excluirlos de la Serie Nacional sino que estos dos eventos se realicen en espacios de tiempo diferentes.

La pelota cubana ya está preparada para asumir eventos de elevado nivel, y de reconocer a quienes por su destacada labor y resultado sean merecedores de los beneficios de este posible cambio.

Tantos criterios no pueden estar equivocados, los hechos nos muestran el camino a seguir que encuentra como tesis principal la selectividad del talento.

Sirva de precedente esta edición de oro de la Serie Nacional para sentar las bases de una nueva estructura. Ya son 50 años los que acumula este evento, pasión de todos los cubanos, verdaderos expertos en cuanto a pelota, porque nadie está inmune a comentar o polemizar sobre determinada alineación, pitcher o jugador de cuadro, decisión arbitral o jugada perfecta, y hasta el más escépticos de los abuelos como el mío se emocionaría si Despaigne abriera los brazos como si algún presagio asegurara la victoria.

<< Sigue con vida. En tres y dos no tiene más opción que batear. Es el cuarto bate. Está en sus puños la victoria. Tres esperan por ser remolcados. Conservemos, no obstante la esperanza. Lo ha hecho tras veces. Zoom in rostros refleja preocupación. Ahí le va el lanzamiento. Le pega fuerte. Abre los brazos. Mira. La bola se va, se va. Cámara la sigue. Se va, se va, se fue de jonrrón>>