Una publicación en
la década del 40 mostraba las particularidades económicas, sociales y
naturales del entonces término municipal de Gibara.
Para esa década del 40 Gibara contaba con una superficie
de 992 km2, una población de 30 705
habitantes y 14 barrios municipales entre los que se encontraban Potrerillo,
Fray Benito, Bariay, La Palmita, Rabón, Yabazón, Cantimplora, Bocas, Blanquizal
y Gibara la cabecera dividida en dos barrios Norte y Sur.
Las producciones fundamentales eran la ca;a de azúcar, frutos menores y ganado. El término poseía
yacimientos mineros de cobre, plomo, y oro, un central azucarero y se destaca desde entonces como atracción
turística la Cueva de los Panaderos.
Narra el libro que para cuando se declara la bahía de
Gibara como puerto habilitado:
Comenzaba
a acusarse la realidad de un pueblo progresista y hermoso, cuya ufanía mayor le
venía de saberse junto al puerto abrumado de mástiles activos, es decir de
embarcaciones febrilmente dadas a la
tarea de un comercio de cabotaje intensísimo; y en los muelles, los paseos, en
los centros de reunión y en las calles,
la vida gibare;a cobraba cada día sabor mas acentuado a júbilo, a optimismo y
prosperidad.
Como dato curioso refleja el libro que fue por
Gibara que la dominación espa;ola
deportó a Tomás Estrada Palma y también
recibido , a su regreso a Cuba, ya
electo presidente de la República el 20 de abril de 1902.
Sobre los encantos naturales de la Villa, Oriente
Contemporáneo hace una descripción de lo que significaba para la década del 40 Gibara como centro de veraneo
y esparcimiento para las provincias orientales. Lo cuenta de esta manera:



